13 de abril de 2014

Paseo hacia el salto del agua...


 Lo prometido es deuda. Y volvimos en otro espectacular fin de semana al pueblo de Rupit. Pero esta vez en familia, con chirucas, gorros y las mochilas repletas de bocadillos. Nos esperaba una larga caminata a través de la naturaleza abierta, impresionante y llena de vegetación...Sabíamos que al final de todo nos recibiría un bellísimo salto de agua, "El Salt de Sallent"...


En marcha que nos pusimos bien temprano. Mayores y peques a través de árboles, caminos estrechos y el siempre correr del agua que nos acompañaba en todo momento. Imposible no detenerse en cada recoveco y en cada espacio abierto al río. Pararse y contemplar que la naturaleza nos regala parajes impensables para todos aquellos que vivimos entre asfalto en la gran ciudad...


Pisar el agua, tocarla, dejar que nos salpique...

Verla simplemente correr a través de las piedras...


Alzar la vista al cielo, cambiando edificios de cada día por el azul maravilloso que se abre paso entre los árboles...


Descubrir pequeñas cascadas y barrancos que llevan hasta ellas...


Para finalmente llegar hasta la gran cima...

Sabiendo que tras la gran caminata nos espera el preciado regalo...

Ese salto de agua...




Simplemente, sin palabrassssssssssssssssssssssssssssssss...

Mudos nos quedamos por momentos. Solo teníamos ojos y sentidos para contemplarla...


Para saborear tan indescriptible espectáculo...


Alrededor, el paisaje igualmente mágico. El cielo con las nubes queriendo tocar las montañas. Valles verdes que se contonean y silencio. Ese silencio que te hace dejar atrás todo los sinsabores de la semana... 

Después al atardecer, la vuelta. De nuevo divisar el pueblo de Rupit. Porque a lo largo de las horas este se va transformando al capricho del paso del día. Y no sé cuando es más bonito. Si de mañana, cuando el sol lo baña o al llegar el anochecer...


Y llegó una paradita, faltaría más...En una espléndida plaza para saborear un café. Rodeados de tiendecitas encantadoras, flores adornando las fachadas y calma, muchísima calma...



Y no pudimos resistirnos. El olorcito se expandía por toda la plaza. Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii esos escaparates repletos de fuet, longanizas y magníficos quesos puros de cabra...A casa nos trajimos unos cuantos...


De vuelta, de nuevo por el puente colgante...

A nuestro paso salieron a despedirnos simpáticos patos de bello plumaje...Los peques fascinados de verlos caminar. Menos mal que aún existen pueblos donde poder toparse con ellos, como parte del paisaje y del encanto...


El recorrido llegaba a su fin...



Caras tristes y melancólicas...

Eso si, última parada imprescindible, la panadería del pueblo. Repleta de deliciosas cocas, miel y panes de formas infinitas...

Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, chicas, que pena dejar atrás tan encantador pueblecito, tan espectacular salto de agua, tan magníficos parajes y tan maravilloso día de sábado...

Hasta las vacas que pastan libremente parecen querer que nos quedemos por siempre...

Preciosas, con relajado espíritu os deseo a todas un final de domingo donde solo nos quepan las buenas sensaciones...


2 comentarios:

  1. Que dicen estos andarines, yo me he quedado alucinada de la cascada, que maravilla,ignoraba este espectáculo del salto de agua, las veces que he ido a Rupit me he limitado a visitar el pueblo nada de excursión.Celia preciosa, cambiando rápido, rápido, y todo el reportaje excelente como todos los que tú haces de la naturaleza.Un beso y hasta mañana.

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  2. Qué sitio más bonitooo¡ me imagino lo bien que lo pasariais...qué ganas tengo yo de montaña, espero saciarlas estos proximos dias pascueros
    Un beso

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