29 de septiembre de 2017

Cosmopolita Marsella...

Por aquí os cuelo hoy la cosmopolita Marsella. Una enorme ciudad, la segunda más grande de Francia, que por ser como es, puede enamorarte o pasarte desapercibida. Os cuento que es prácticamente imposible vérsela en un solo día, así que esta vergeliana familia, con sus peludos incluidos,  escogió lo más significativo de ella para intentar conocerla...
Lo primerísimo fue plantarnos en su puerto viejo en un día totalmente soleado y con enorme calor. Que deciros de este inmenso embarcadero repleto de barquitos con sus mástiles mirando al cielo...
A mi particularmente me encantan las ciudades que poseen el privilegio de contar con el mar como protagonista. Barcelona, mi Barcelona, Lisboa y otras tantas que he visitado cuentan con este mar que les aporta un encanto difícil de describir...
Fijaros chicas que enorme noria se dibujaba en el puerto, vistiendo los colores azules del mismo agua y del cielo...
Y también pequeñas catedrales igualmente elevándose al infinito...
Para mi Marsella tiene el encanto de ser cosmopolita, una enorme urbe que en este puerto viejo se hace evidente con su gentío, sus idas y venidas y su ajetreo continuo...
Pasearse por el embarcadero tiene su magia, mezclarse entre sus habitantes, sus edificios antiguos que son muchos y que siempre miran al mar...
Mirad que maravilla...¿Por qué será que me hipnotizan tanto las ciudades con toques antiguos, casi decadentes y con guiños a su antigüedad?...
Por ahí asoma bien en lo alto la Basílica de Notre-Dame. Nos fue imposible visitarla, a tanto no llegábamos con esa ansia nuestra de recorrerlo todo, se nos quedó pendiente para otro futuro viaje. Eso sí, nos contaron que es realmente maravillosa, sobre todo las vistas inmejorables que ofrece sobre toda la ciudad...
Que preciosa joyita de estilo neobizantino y coronada por una esfinge dorada de la Virgen velando por su enorme ciudad...
Después de recorrer su puerto viejo, empezamos a caminar. No hay nada mejor que recorrer calles cuando vamos de visita, te ayuda a conocer, a descubrir y a entenderlo todo muchísimo mejor. Perspectiva ésta maravillosa. Notre Dame al fondo, los edificios  a su pies, y el mar azul en lo más bajo reflejándolo todo...
Uuuuuuuuuuuuuuu, cerca ya de la 1,30, hora exacta para irnos a comer, tanto andar y andar nos abrió el apetito con ganas...
Y por unanimidad, escogimos un bonito restaurante en el mismo puerto...
Por dentro era espectacular, con sus rojos, blancos y lámparas de cristal, pero optamos por sentarnos al exterior, mirando al mar...
El tiempo era ideal para ello, y además, ya sabéis, que llevando peludos es la única manera de poder hacerlo...

He de aclararos que Francia es bastante caro a la hora de escoger restaurantes para comer, se nota la diferencia con nuestro país, los menús presentan precios bastante elevados, pero de toda Provenza, Marsella resulta quizás la más asequible...
Nada mejor que una deliciosa pizza... 
Y unas buenas ensaladas variadas para compartir...
El postre lo dejamos para saborear un helado en la heladería más antigua de toda Marsella, "La maison de la glace" fundada en 1947. A ver si conseguimos llegar hasta ella...
Bueno chicas, después de saciar nuestra hambre, seguimos el recorrido por semejante ciudad. Mi ilusión era subir hasta el barrio de Le Panier que según me habían contado es la esencia de esta ciudad. Y hasta allí fuimos...

Es el lugar original de la fundación de Marsella y creo que es visita obligada para perderse por sus enrevesadas callejuelas que tanto hablan de su origen...
Le panier posee un montón de plazas, bares, chocolaterías, pequeños museos...
 Y encantadoras tiendecitas por las que ya os imagináis, me perdí por momentos...
 Que colorido, que tentaciones para vergelianas como nosotras, que olores de jabones provenzales y que ganitas de comprarlo todo...
 Menos mal que los míos me arrastraron para seguir admirando un barrio antiguo que rezuma arte con sus fachadas pintadas y esa gran actividad que contagia...
 Si vais para allí algún verano, yo os recomiendo calzado cómodo, una gran botella de agua fresquita, la cámara de fotos lista y preparada y muchas ganas de aventura para recorrer este barrio que no deja indiferente...
Casi media tarde ya por Marsella y el calor apretaba de lo lindo. Paradas en algún que otro banco...
Ya me veis reponiendo fuerzas para continuar tras una fachada de lo más vital y colorida...
Después bajando por la rue de Lorette, dejamos atrás esta ciudad medieval de callejuelas estrechas y plazas pequeñas para bajar de nuevo al puerto. Pero eso si, pasando primero por delante de la catedral de Marsella, imponente, magnífica y repleta de total belleza...
Elevándose hasta el cielo con sus torreones...
De arquitectura grandiosa, aspecto llamativo y tan diferente de cualquier otra. ¿No creéis que es realmente maravillosa chicas?...

Después de semejante monumento, un frío heladito para merendar...
Al final la parada fue en "Vanille noire", no conseguimos dar con la más antigua, pero ahí los helados estaban de total vicio...
Por cierto chicas, ¿habéis probado la vainilla negra?. Pues fue mi escogida para saborear en el cucurucho y he de deciros que estaba de vicio...
Con helados en la mano continuamos recorrido por Marsella, pasando ante monumentos originales...
Saboreando rincones y calles que íbamos descubriendo a nuestro paso...
Para volver nuevamente a nuestro punto de partida, ese puerto viejo repleto de mar azul...
Más vistas bonitas...
Nuevamente la noria girando...

Barcos...
Y fotos simpáticas que siempre recordaremos...

La visita llegaba a su fin, en un solo día vimos lo esencial de esta ciudad, lo que la caracteriza, lo que la describe y la hace ser como es...
Sé que nos quedaron muchísimas cosas por descubrir, pero las horas pasan rápido y quizás se necesiten varios días para atraparlo todo...
Puedo deciros que en esta familia vergeliana hubo discrepancias respecto a su belleza. A Víctor no le entusiasmo demasiado, a Celia le cautivó su enorme cementerio repleto de estatuas y pequeñas capillas y que también visitamos, el cementerio de Sant Pierre...
Y a una servidora Marsella le fascinó. Tal vez por su colorido, su gente, sus calles serpeantes, su puerto, su olor, su vivacidad, su mar azul y sus ricos helados de vainilla negra...
Me gustaría volver algún día para acabar de saborearla, subir hasta Notre Dame...
Probar la comida típica que ofrece, esa sopa tan especial llamada Bullavesa...
Mezclarme con sus gentes, perderme por sus calles y sentir esa esencia que desprende a cada paso que das...
Tan solo espero haberos reflejado, con cada instantánea, mi total felicidad por una ciudad que te atrapa o te deja indiferente...
¡Feliz viernes mis mujeres!

27 de septiembre de 2017

Flores y mi nuevo corte de pelo ...

¡Buenos días chicas!
Hoy os quiero saludar a todas y mostraros de paso mi nuevo corte de pelo. Bueno mi nuevo corte, y flores otoñales sumergidas en un jarrón, perfecta combinación para esta mañana de miércoles...
No sé vosotras, pero una servidora es bastante clásica para el tema pelo. Desde que yo recuerde siempre he llevado la melena larga, han sido pocas las ocasiones en que me la he dejado cortar en demasía. Lo único que si he cambiado con los años ha sido el flequillo, antes lo llevaba cortado a la altura de las cejas, hasta que unos años atrás decidí dejármelo de una sola pieza. Ni os imagináis la preocupación que me entró cuando tuve que empezar a teñirme el pelo, por las condenadas canas, que en esta familia nos salen a muy temprana edad. Pensaba que me moría solo de pensar en taparlas con semejante líquido tan fuerte. Ahora el tinte y yo somos buenos aliados. ¿Qué sería de tanta mujer si no existiera?. Yo por lo menos sería una adelantada abuelita de pelos totalmente blancos...
Llegado este momento de mi edad madura, me tiño cada mes, me aplico ciertos reflejos claritos una vez al año y de vez en cuando, cuando me da una cierta locura, le pido a mi peluquero que me corte y me desfile mi media melena. Suele coincidir con la vuelta de mis vacaciones veraniegas, cuando el cabello tanto se estropea...
Lo que pasa chicas, es que esta vez mi peluquero se ha emocionado y me ha cortado quizás algo más de lo habitual. Suele pasar que cuando le indicamos que corte tres dedos, ellos cortan mucho más del doble. Menos mal que a mi me crece como la mala hierba y de aquí a las navidades volveré a lucir sonriente mi larga melena...
También si os fijáis bien, me he cortado y desfilado un poquito mi largo flequillo, así se aprecia mucho más actual. Nuevas tendencias según me explicó mi joven peluquero. Miedo me da en cuanto tenga yo que volver a lavarme el pelo y darle la forma tal cual la veis ahora. Son cortes atrevidos que luego para que nos queden perfectos, nos las vemos y nos la deseamos. ¿Sabéis lo que voy a echar en falta?...
Mis inseparables recogidos, son tan prácticos, cómodos y llevaderos...
Dejemos a un lado mi nuevo corte de pelo, para mirar hacia uno de los lados de mi entrada. Allí he colocado un jarrón de cristal con flores variadas y coloridas...

Y digo variadas, no por ser las flores de diferente especies, sino por tener la originalidad de apreciarse en el mismo ramo, montones de colores. Acercaros chicas para verlas mejor...
Capullos amarillos, rosas, blancos, fucsias y hasta variegados...
¿Habéis adivinado como se llaman?...
Periquillos, esas florecillas que al llegar este mes de septiembre abundan por los campos de mi ciudad. Si vierais como están los caminos, plagados de ellas, son como pequeños arbustos que por su explosión de colores se aprecian desde bien lejos...
Su única particularidad son sus flores que se abren al llegar el atardecer, cuando el sol ya no incide sobre ellas. Por eso ahora están completamente cerrados...
He decidido colocarlas en este pequeño rincón bajo la escalera, es algo sombrío y así alrededor de medio día empiezan a abrirse todas su flores. Entonces queda precioso porque los colores de las flores se asemejan y mucho al color de las placas colgantes de la percha...
Pura casualidad, os lo puedo asegurar...
Que bien viene encontrarse flores en nuestros paseos. Ya sabéis lo caras que resultan adquirirlas en las floristerías y teniendo en cuenta que nos encanta decorar con ellas, pues nada mejor que cortarlas directamente del campo...
Yo ya me he hecho adicta y experta en avistarlas a lo lejos. Sé donde encontrar lavanda, margaritas silvestres, periquillos, suculentas, glicinas y llamativas trepadoras...
Y es así como en mi casa siempre os sorprenderá algún que otro arreglo floral muy fresco y elaborado con mis propias manos...
Ya sabéis que un hogar de aire natural y repleto de verdor es siempre un gran regalo para el alma...

Hoy he querido juntaros algo de tendencia peluquera y flores silvestres con las que decorar, dos grandes pasiones para vergelianas como nosotras. Mañana me encantaría llevaros de la mano hasta la cosmopolita
Marsella, ciudad que nos puede enamorar, o pasarnos totalmente desapercibida. En esta familia hubo divergencias tras perdernos por ella...
¿Queréis descubrirla?..