6 de septiembre de 2014

Restaurantes ricos, ricos...

Ya sabéis que toda perfecta escapada, allá donde sea, viene acompañada de buena comida y eso en tierras asturianas no tiene límites...Junto a paisajes de ensueño, lugares para descubrir, pueblos perdidos y senderos infinitos, hemos tenido el privilegio de comer en restaurantes ricos, ricos, así que hoy os doy una vuelta gastronómica para saborear con los cinco sentidos...
En primer lugar un rústico restaurante rural cerquita de Covadonga. En él degustamos la fabada asturiana y bebimos auténtica sidra elaborada por sus propietarios...


Me encantan los restaurantes que no parecen restaurantes. Que son casas acondicionadas para ofrecerte excelentes comidas caseras...

Con su gran chimenea antigua en el interior, piedra en las paredes y madera hasta donde la vista alcanza...


Ummmmmmmmmmmm, fíjaros que deliciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...



Esos restaurantes donde el entorno te envuelve de total verde...

Donde te sirven con paciencia, amabilidad, sirviéndote la sidrina tal y como se hacia antaño...


Después están otros restaurantes algo más sofisticados en los que decides sentarte en su agradable terraza y degustar una excelente tabla de quesos asturianos con nueces y membrillo acompañada de fresquita cerveza. En el pueblo de Barro no pudimos resistirnos a este hotel de techos en verde, bonitas ventanas blancas y un pequeño jardín coqueto...



Y sino un delicioso café con leche o mediano como por allí le dicen en el puerto del conocido pueblo de Ribadesella, viendo el atardecer reflejado en el agua..



Y al llegar las noches que mejor que elegir una apetecible terraza en el pueblo de Porrua. Esas terrazas que se visten con guirnaldas de luces rodeando los árboles. Allí que mejor que una ensalada de rico mango,  un perfecto pulpo en salsa y mejillones recogidos directamente de la lonja...





He de confesaros guapísimas, que yo y los míos éramos eternamente felices, sentándonos simplemente por las tardes en uno de los cafés con vistas al maravilloso puerto de Llanés. Los barcos flotando en el agua, el cielo de múltiples azules y nosotros allí saboreando la lentitud del tiempo que tanto echamos de menos por aquí...

Después, su dueño encendía los múltiples farolillos repartidos por la terraza y entonces el ambiente se tornaba más mágico que nunca...

Ahora bien, hubo un encantador restaurante que me hipnotizó, no solo por sus vistas precioooooooooooosas, sino también por su exquisita comida. Pero ese me lo reservo para una única entrada, porque las fotos son realmente maravillosas...Aquí va un pequeño adelanto del entorno...
¿Podréis esperar?...
¡Feliz tarde de sábado para todas!

1 comentario:

  1. Maite que cosas me enseñas, y el Lunes estaré disfrutando de esto, el Quintamar lo conozco, el del puerto de Llanes

    también pero el último no lo termino de ubicar por lo tanto si no lo pones antes de la semana que viene ya sabes te molestaré quiero estar!!!!!!. Al ver la fabada huyyyyy pero lo que más para mí la tabla de quesos con el membrillo para cenar casi cada día pienso pedir otra cosa pero me voy a los quesos.
    Ya sabes que para mí tú blog siempre es especial, pero de estos días todo lo que te diga me quedo corta y lo mejor de todo que podré disfrutar de él desde Llanes.

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