Una caja de madera con flores...

Buenos días vergelianas. Ayer os di un largo paseo por Ikea, y hoy nos perdemos parte de la mañana por mi vergel. En primer plano, el crisantemo rosa que se vino conmigo el sábado. Madre mía chicas que enorme flor repleta de pétalos. Es una especie de plena temporada otoñal que nos regala sus flores hasta bien entrado el invierno, así que nada mejor que aprovecharnos de ella en nuestros exteriores. Pero como cualquier planta recién comprada, necesita ser trasplantada a un tiesto mayor, y eso voy a hacer en esta mañana de martes. Todo preparado en mi mesa...

 Para que una vez hecho, elabore un precioso centro dentro de una gran caja de madera...

Por si no os acordáis, esta caja de vinos fue rescatada de la basura en uno de mis paseos junto a mis peludos. La limpié, y le di una ligera capa de aceite incoloro para exteriores. Ahora hace las veces de original macetero en muchos de mis rincones...

 Coloco al fondo una planta de porte alto, mi coleo rojizo...

 A un lado un redondeado ciclamen de flores rosas...

Y al otro extremo, mi nuevo crisantemo en rosita pálido...

 Y así queda el conjunto chicas, natural, otoñal y repleto de viveza...

Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, que bonito punto de alegría aporta a mi terraza ahora que el solecito incide en ella cada vez menos...

 Que sería el otoño sin esas flores maravillosas que también sabe darnos para alegrarnos sus cortos días...

Ya sabéis que yo, en cualquier estación, no me desentiendo de mis vergeles, y hasta en pleno duro invierno,  intento siempre esparcir flores para mantenerlos como ellos se merecen, alegres y vivaces...

 Por cierto, ahí tenéis a mi peluche preferido, cara al sol, medio dormido y ajeno a mis trasplantes y centros florales...

Fijaros chicas, como ya se nota este mes de Octubre en mi terraza. El sol abarca tan solo una parte de ella, el suelo amanece mojado por el rocío y la luz es mucho menos incidente...
Me fijo en lo bonita que luce la caja de madera en la mesa de cristal...

Pero  prefiero trasladarla a la escalera reciclada hace semanas. Ya está barnizada y lista para albergar flores en todo lo alto...

Como me gusta el crisantemo de Ikea. Esa flor enorme me tiene totalmente enamorada, estoy segura que a muchas de vosotras os van a entrar ganas de ir a comprar uno igualito para colocar en vuestros exteriores...

Sabed entonces que debéis escogerlo con sumo cuidado. Es mejor que tenga varios capullos a punto de abrir porque a menudo si están muy cerrados, no llegan a abrirse nunca. Una vez llegado a casa, buscad un lugar luminoso y soleado para colocarlo. Mejor que lo trasplantéis a un tiesto mayor y que lo reguéis con mucha frecuencia, que la tierra permanezca húmeda para que así se desarrolle mucho mejor...

Después siempre podéis mezclar vuestros crisantemos con muchas otras plantas. Yo así lo he hecho con coleos y ciclamenes...

 Para crear una bonita combinación de colores que no pase desapercibida...

Y como últimos matices vergelianos que no se nos deben olvidar, un perfecto macetero, y un corazón de madera para embellecerlo todo...

Pero bueno chicas, este peludo sigue dormido profundamente a pleno sol. Yo creo que mi charla jardinera le produce relajación...

 Lo dejaremos que duerma un ratito antes de comer. Mientras tanto, yo me miro y me remiro mi caja de vinos   repleta de flores...

 Un conjunto sencillo, natural, elaborado con inspiración, y que sienta de maravilla al rincón del cenador...

Estoy pensando que ya mismito le quito la tela. Así queda muy bonito, pero a mi particularmente me apasiona más, cuando las formas del hierro quedan a la vista, dejando traspasar el cielo azul repleto de nubes...

 Ohhhhhhhhhhhhhhhhh chicas, un adelanto pequeño de la habitación de Celia. Ahora la zona de estudio ha quedado mirando justo al exterior, al verde, a la hiedra, y a esas flores colocadas dentro de la caja. ¿No os parece un lugar que invita irremediablemente a la concentración?... 

¡Hasta mañana preciosassssssssssssssss!