23 de febrero de 2015

Tarde en el lago...

 Ayer nos apetecía un café con leche de merienda, pero no en casa, sino en un entorno muy especial, así que cogimos el coche y nos pusimos rumbo a un lago maravilloso al que nos gusta muchísimo ir. "El lago de Banyoles". Lo hemos visitado en todas las estaciones, pero en invierno a pesar de no estar tan verde como en otros meses, se transforma en un paisaje único por esa nieve que cubre las montañas que lo rodean, dándole un aspecto de auténtica película...
 Y sino fijaros en la mezcla de agua azul, altos árboles, montañas en las cimas y blanco de nieve coronándolo todo...


 Eso si, las aguas cristalinas que en primavera y verano aparecen calmadas, en pleno mes de febrero y soplando fuerte tramuntana, parecían olas del mar, agitadas y furiosas...
 Tanto que si nos acercábamos demasiado a ellas, nos salpicaban por completo...

 Hasta los patos parecían alejarse de ellas, inclinados por el fuerte viento que soplaba...
Las casitas que rodean tan precioso lago y que tanto me gustan porque parecen flotar en él, servían de refugio a las aves que se arremolinaban todas juntas buscando calorcito...

 Y nosotros paseando...
 Entre robustos árboles centenarios...

Entre casa flotantes completamente cerradas...

Aguantando el frío, porque chicas, que frío que hacía. Nos dolían hasta los oidos...

 Tanto, que hasta mi Celia se puso su gorro y su bufanda, abrigadita para seguir paseando...
 Menos mal que el sol lucía en su esplendor haciendo algo más cálido el recorrido, amortiguando ese aire que hacía mover juncos y aguas...


Después llegamos a la amplia explanada y allí el aire se paró de repente...

 Hojas a nuestros pies como una gran alfombra...
 El sol reflejándose en las aguas azules...
 Calma total...
Y relajación...


 Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, disfrutar de paisajes como este, de verdad, te recarga de auténtica energía...
Como dice mi Celia, te quita tooooooooooooooodo los males...


 Así que una paradita sentados sobre un gran tronco de los muchos que hay para seguir saboreando tan deliciosa tarde en el lago...

 Hasta los patos se acercaron hasta nosotros para saludarnos a su especial manera...
 Mostrando sus colores y sus elegantes picos...
Y nuestra Yaiza que no se pierde ni una, mirándoselos con detenimiento, como preguntándose quien serán esos animales que flotan sobre el agua...
 Y volvió el aire, tan de repente comos se había marchado. Así que decidimos adentrarnos en una cafetería para calentarnos con un reconfortante café o un suculento chocolate caliente. Mi última foto con vistas al lago, no pude hacer más porque tenía las manos completamente congeladas. Volveremos, entre otras cosas porque no pudimos subir hasta la iglesia que tanto nos gusta visitar. Pero esperaremos a que irrumpa la primavera en este increíble paraje, con sus colores, su escaso aire y sus aguas calmadas y transparentes. Entonces os inundaré con montones de fotos, espléndidas y maravillosas...
Lunes de febrero, exteriores hoy en este blog que siempre nos transmiten buenísima energía. La mejor de las maneras de deciros a todas...
¡Feliz día preciosas!...

4 comentarios:

  1. Bonito el lago con esas montañas nevadas al fondo,me encanta la nieve,un buen lugar para pasar una tranquila tarde de domingo en familia

    ResponderEliminar
  2. Preciosas fotografías que reflejan una relajante tarde de domingo. Nos tienes que explicar cuando nació tu afición por la fotografía.

    ResponderEliminar
  3. Que maravilla es Banyolas y que belleza es Celia que 14 años más preciosos tiene y Yaiza que pensaría de los patos, tu como siempre guapísima, ayer estuvimos en los bufones de Pría y hoy hemos vuelto pero hoy hacia un viento que se nos llevaba por eso al leer tus manos frias, yo hoy solo tenia ganas de irme de esa maravilla que tu conoces, mañana volveremos pero más equipados.Hasta mañana.

    ResponderEliminar
  4. Buenos días Matilde: tienes razón, ese paraje es maravilloso, pero lo prefiero en verano o a principios de otoño. Celia está guapísima.

    ResponderEliminar