12 de febrero de 2015

Mis exteriores invernales...

Pues que diferencia de paisajes entre estos de mis alrededores mediterráneos, y los que ayer os mostraba totalmente nórdicos...Con mi cámara en mano me di un largo paseo junto a mi inseparable compañera de caminos, nuestra Yaiza. Ande y ande bajo altos árboles, pisé montones de hojas, aspire el fresquito aire de febrero y me recreé cuanto quise en el pequeño bosque no muy lejos de casa...

De nieve, nada de nada...Estoy segura que si los escandinavos se asomaran por esta ventana a mirar estas fotos, se pensarían que por aquí andamos en pleno otoño. Febrero nos regala paisajes que por estos lados se tiñen de algo de verde a través de sus pinos...

De pequeñas hojas amarillas que prenden de las ramas...

 Extensas alfombras de esas mismas hojas caídas totalmente secas...
 Y que yo voy pisando bajo su crepitoso crujir...



 Yo creo que a ellos les sorprendería la verde hiedra que trepa maravillosa a lo largo de los árboles...
 Como forrándolos de un tupido manto. Quizás al volver recoja unas cuantas para plantarlas en mi vergel...
Nosotros por aquí también colocamos casitas de pájaros, no tan glamurosas como las de ellos, pero sirven para que los pájaros se refugien del clima invernal...

No contamos con maravillosas sillas repletas de cojines y mantas, pero nos bastan esos troncos caídos en el suelo a modo de bancos donde sentarnos a contemplar...



 Algunos son inmensos, cabríamos todas juntas bien sentanditas a disfrutar del paisaje...


Como disfruta mi Yaiza observándolo todo...
 A falta de nieve blanca, me topo con musgo arraigado a los troncos...
 Altísimos árboles que parecen tocar el cielo hoy cubierto de azuladas nubes...
 Con bancos y mesas de madera en medio de todo...
Donde me paro y me siento. Perfecto rincón para degustar un tentenpié, un calentito café que quizás otro día me lo traiga conmigo en ese termo guardado...


 Sé que los nórdicos de esos países lejanos abrirían los ojos de par en par, si en uno de sus campos y por estas mismas fechas se toparan con un inmenso árbol igualito a este...
Cargadito de verdes hojas en pleno invierno...

 Es tan solo uno el que puedo divisar entre todos los demás, pero se alza radiante entre secas ramas y suelos casi desiertos...
 Y vuelvo a sentarme a contemplarlo, mientras Yaiza corretea allá donde quiere...


 Hora de volver. Retomo el camino esta vez desde detrás de la vaya de madera que recorre el bosque. A lo lejos mi ciudad, con esos altos edificios que hacen inimaginables que tan cerca de ellos pueda existir un trocito de naturaleza...
 Privilegiadas somos de vivir a este lado, de sentir este clima mediterráneo, de disfrutar de cálidas temperaturas en pleno febrero. Algunas añoramos la nieve, el blanco y esos paisajes helados. Pero estoy segura que las de más arriba, anhelarían por tiempo pasear por estos parajes, que en estos momentos se abren maravillosos... 
Y cruzo el puente moderno que une el verde con la ciudad. Es aquí donde el paisaje se vuelve urbano y cambia por completo. Entre mis manos llevo conmigo algo de verde hiedra y una rama de abeto, lo poquito que puede ofrecerme este delicioso febrero...

Para mi suficiente para llenarme de inspiración invernal...




 Hoy me despido enseñando mis botas de campo, como yo las llamo, llamativas e impermeables, para caminar por el bosque con total comodidad. Aquí las dejo, bien cerquita de la puerta, preparadas para la próxima escapada por esos espacios exteriores que tanto me gusta recorrer ...
Preciosas, llegamos al jueves que nos abre ya mismo las puertas de un fin de semana totalmente romántico...
¿Imagináis por qué?...
Felicísimo día de espléndido recorrido, mañana nos volvemos a reencontrar...

1 comentario:

  1. Por donde empiezo de comentarios, tener este bosque tan cerca de casa, tan solitario como si estuvieras en el Montseny y es verdad me han sorprendido los bloques de edificios tan cerca del bosque.Siempre me ha gustado la hiedra trepando por los arboles, las mesitas de picnic están estupendas y Yaiza que paseos más buenos se da por este bosque.La masia al final del puente muy buena casa y ahora las ramas que has cojido yo también he vuelto a casa con ellas, ayer eucalipto y hoy helechos ya los tengo puestecitos que den vida a mi casita.Y por último las botas yo quiero unas iguales que guapada de botas, ah se me olvidaba la clivia creo que están creciendo sus hojas y ya el final de todo, Que tu estás guapísima.Hasta mañana.

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