Lagrasse,así se llama,se divisa a lo lejos por una larga carretera llena de viñedos en el que se mezclan campos verdes salpicando el paisaje de preciosos colores que van desde los marrones,cobres y amarillos...
Al final descubrimos el pueblecito medieval con su abadía,sus monjes,sus calles soleadas y sus casas de piedra...Cruzamos su rio entre risas de los peques y maravillados los adultos,a este pueblo no le falta de nada...para acabar tomandónos un delicioso café antes de emprender regreso a España en un encantador café al final del recorrido.
Definitivamente es un precioso pueblo que transmite una gran paz y tranquilidad,sin lugar a dudas la guinda que coronó nuestra esplendida escapada de fin de semana por tierras francesas...
Nuevamente con bellas imágenes os deseo un feliz inicio de fin de semana y un más que maravilloso viernes...
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