11 de noviembre de 2016

Un paseo y montones de recuerdos...

 No hay día que no me acuerde de mi padre, de cuando estaba junto a nosotros, le echo tantísimo de menos chicas. Sus recuerdos se me ponen a cada paso por delante y cualquier cosita que veo me lleva hasta él, pensando lo mucho que nos quedaba por compartir juntos. Pero ha sido la mañana de hoy con mis peludos por el campo, la que me ha llevado hasta un pequeño prado repleto de significado...
 Tengo la suerte de contar con preciosos campos cerquita de casa. Por ellos paseaba a menudo con mi padre en las mañanas. A él le encantaba el bosque, siempre fue hombre de aire libre, animales, ríos y praderas. Creo que en cierta manera me lo contagio al final de sus días...
 Paseo llevando a mis peludos junto a mi en medio de árboles repletos de hiedras trepadoras...
 Se aprecian ciertos matices de finales de otoño, esos ocres que se nos abren despidiendo esta impresionante estación...

 El camino es largo serpenteando enormes árboles rodeados de montones de hojas caídas a modo de impresionante alfombra. Por aquí paseábamos mi padre y yo a principios de primavera...
 Siempre hacíamos un alto en el camino contemplando el amplio paisaje, me explicaba anécdotas de su infancia cuando vivía allá por tierras extremeñas, me nombraba uno a uno los árboles del camino, se los sabía todos, me recogía bellotas caídas o grandes piñas para después sentarnos en el banco que veis allí al fondo a descansar un ratito...
 Retomábamos después el camino de vuelta a casa en animada conversación para llegar a ese valle especial que antes os comentaba...
En él crecían unas matas repletas de florecillas. A él le encantaba mirarlas y yo soñaba con tener semejante colorido en mi pequeño vergel...
 Pero fue a finales casi del verano, en uno de nuestros últimos paseos, cuando él me recogió unas cuantas semillas arrancándolas con sumo cuidado para que yo pudiera plantarlas en mi terraza...
 Me las guardé en el bolsillo dentro de una servilleta pensando lo maravillosas que quedarían coloreando mis exteriores...
 Entonces le pregunté el nombre y me contestó que por su tierra las llamaban periquitos. Enorme gracia me hizo el nombre, creo que le pega de todas, todas. También me explicó que eran flores muy especiales contrarias a todas las demás y ahora os explicaré por qué...
 Ni que deciros que esta mañana les he robado a la mata preferida de mi padre unas cuantas florecillas para que podáis admirarlas chicas. Mientras las esparzo por mi cocina en forma de ramillete, os cuento que es una planta que florece en verano y otoño...
 Sus flores en forma de trompeta se abren durante la noche, impregnando de enorme perfume cada rincón donde haya sido plantada. He ahí lo especial de ellas que me contaba mi padre...
 Pueden apreciarse en multitud de colores...blancas...
 Variegadas...
 Rosas, amarillas, naranjas...
 Pero lo extraordinario de estos periquitos es que en una misma mata, pueden crecer flores de diferentes colores, incluso una misma flor puede llegar a regalarnos dos tonalidades bien distintas...
¿No os parecen realmente hermosas?...
 Fijaros, por aquí asoman las semillas igualitas a las que me dio mi padre...
 Si ahora mismo las enterrara bajo tierra, estoy segura que a las pocas semanas brotaría una nueva mata...
 Periquitos espectaculares. Pero ahora sé chicas que también se les llaman "dondiego de noche", "trompetilla" o "jazmín de México"...
 Y ahora viene lo maravillo de esta historia chicas. Para ello subimos al gran vergel, nos acercamos hasta la celosía de madera...
Allí en medio de hiedras trepadoras, plumas rosadas y crasas muy verdes, asoma una enorme mata de periquitos...Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, aquellas semillas que mi padre arrancó a mediados de verano y que yo planté con suma ilusión me han hecho la vergeliana más feliz...
 Han empezado a brotarle a las enormes hojas verdes, los primeros capullos y creo que ante mi sorpresa serán flores amarillas...
 Que enorme ilusión le habría hecho a mi padre verlas plantadas en mi terraza. Sé que no podremos juntos compartir nada más, pero me quedan tan preciosos recuerdos y actos que me regaló hacia el final de sus días, que ya me siento recompensada por el resto de mi vida...
 Además es tanta la fuerza que él me sigue transmitiendo desde donde esté que hasta los periquitos siguen brotando y rebrotando. No sabéis la de hojas chiquitas que están saliendo de esas semillas que él puso en mis manos, una buena mañana de paseo...

 Quizás preciosas para el verano que viene mis matas estén tan hermosas como las que crecen en el pequeño valle descubierto junto a mi padre...
¿No creéis?...
 El viernes llegó y yo os llevo por los campos de mi ciudad, hasta llegar a mi cocina con ramillete entre mis manos. Después subimos a la terraza para mostraros especiales flores, energía no me falta chicas. Es más mañana voy a sorprenderme a mi misma elaborando una tarta sablé breton con praliné de avellanas y chocolate. Y digo sorprenderme porque no la he hecho en mi vida, eso si, tiene una pinta deliciosa...
¿Nos atrevemos juntas?. Pues mañana os espero en mi cocina...
¡Feliz viernes para todassssssssssssssss!

8 comentarios:

  1. Que historia tan bonita seguro que tu padre sigue cuidándote allí donde este,
    Mañana aquí estaré pare ver ...esa receta de mi país.
    Un beso a todas

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  2. Buen día Matilde y vergelianas hermosa historia,de tanto amor y sabiduría de tu Angel,seguro que desde el cielo está disfrutando y recordando el día en que puso en tus manos esas preciosas semillas que ya están floreciendo son preciosas ,yo las vi por el campo cuando era chica, hace años de esto, que colores más bonitos no le sabia el nombre, que buen recuerdo este y otros tantos que tenemos de nuestros padres,es asi como debemos recordarlos con este paseo con el, bueno mañana repostería, a no perdernos esa nueva receta de tu pais,Seguro que te va a salir delicioso , nada se te resiste, manos mágicas Matilde que termines, super bien de este viernes te mando un beso lo mismo a las vergelianas, hasta mañana...

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  3. Hola bonita!!! Qué historia más preciosa y entrañable y con cuánto cariño recuerdas a tu padre...esas plantas son preciosas y más aún después de la historia que tiene detrás. Deseando ver la entrada de ese postre. Viernesssss...Un besazo enorme cielo y otro para las chicas...muaaaak

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  4. Hola preciosa.. ni que decir me dejaste sin palabras me hiciste llorar Matilde, que recuerdo tan lindo tendrás de tu padre en tu vergel el permanece a tu lado y permanecerá siempre, que lindas flores acá en mi México lucen todo el año con flores y las calles y jardineras están llenas de tan hermosas flores disfrútalas y ya veras que lindas se ponen besos y abrazos.

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  5. Querida Maite a la vez que te leía lo que contabas de tu querido padre parecía que fuera del mio, ir con él al bosque de pequeña era una aventura, sabia todos los árboles, las flores, las cruces de término, con mi padre me hice el pirineo aragones en coches de linea y auto stop los veranos del 64, 65 y 66, saliamos de noche a ver tormentas la vida de mi niñez con mi padre era una aventura y como la mayoria de las hijas yo le adoraba, por eso sé lo que le echas en falta porque ya no tienes a quien preguntar, ya te dije el dolor del principio que tanto duele con el paso del tiempo se transforma en una dulce sonrisa cuando le recuerdas.Yo a las flores las llamo don diego de noche y siempre las recuerdo de verlas por los caminos, aunque en invierno se sequen vuelven en primavera, de las semillas de tu padre han brotado unas fuertes y guapas como tú.Un abrazo.

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  6. Hola Matilde,nosotros las conocemos como San Pedro,salen a las orillas de los caminos y en mi calle había una señora que ya falleció y la plantó a los pies del arbolillo de enfrente de su casa, así tenía flores y los perretes no le ensuciaban el árbol. Muchas más cosas irán saliendo en las que recuerdes a tu padre. Espero que tu madre se encuentre bien.Abrazos.

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  7. Hola Matilde, muy emotiva y entrañable tu entrada de hoy. Nos ha emocionado, y si,sientete regocijada de tener esos recuerdos tan lindos con tu papá. Es maravilloso que,de esas semillas que el recogió en uno de esos paseos que compartieron juntos,han brotado hojas, con las consiguientes flores,ufff,que vivencia con tu papá tan hermosa. A la espera del postre francés que mañana vas a elaborar,segurísimo te va a quedar se diez. Muchos besitos mi niña y para todas las vergelianas

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  8. Hola Matilde , qué ilusión me ha hecho enterarme , qué tú padre era Extremeño, y si por Extremadura , a esta planta se la denomina Periquitos, y qué nexo de unión te ha dejado tu padre con tus Periquitos , qué lucen ya frondosos.Un bello recuerdo tangible, besos

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