Tan solo necesitamos dos lomos de atún, los míos son frescos, recién comprados esta mañana en el mercado de mi pequeña ciudad...
Media cebolla picada...
Una cucharada sopera de harina...
Un cuarto de vaso de vino blanco y medio de agua...
Calentamos el aceite en la sartén a fuego vivo...
Vuelta y vuelta al atún por sus dos caras, simplemente unos segundos para que quede bien sellado...
Lo reservamos...
Rehogamos a fuego medio la cebolla hasta que llegue a dorarse...
Añadimos la cucharada de harina dándole unas vueltas junto con la cebolla para que así la salsa adquiera color...Y así mismo le vamos incorporando el agua del vaso hasta que la espesura de la salsa quede tal cual la queremos, ni muy espesa, ni demasiado líquida...
La trituramos en la batidora eliminando cualquier trocito de cebolla, la volvemos a colocar en la sartén llevándola nuevamente a ebullición y colocamos los lomos de atún cubriéndolos en gran parte con la rica salsita...
Plato elaborado chicas en apenas veinte minutos...
Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, se me olvidaba, como guinda final más bien decorativa, espolvoreamos el plato con perejil picadito...
Así muchísimo mejor...Esperando está para ser probado por Víctor y por mi, Celia hoy no nos acompaña para comer. Creo que esta salsa le va a dar una gran suavidad al atún, una diferente forma de elaborarlo que espero nos guste a los dos. La verdad es que el olor que desprende es exquisito, ya estoy deseando sentarme a la mesa y acompañarlo con unas ricas verduritas asadas que ya mismo empiezo a guisar...
Hablando de mesa chicas, hoy se me antoja decorarla en total blanco. Como nunca faltan flores en mi mesa, cojo el jarrón de cristal con los claveles comprados el jueves pasado en el mercado semanal...
Ohhhhhhhhhhhhhh preciosas, mirad como se han abierto en toda su plenitud...
Ahora si que están repletos, quedarán geniales en el centro de mi mesa para dos...
Cubiertos plateados, platos de florecillas, servilletas con delicados dibujos en gris claro...
Portavelas de cristal con sus blancas velas a juego con el fondo del mantel y con las flores de clavel. Ya mismo las enciendo chicas, más que nada porque el martes de hoy a amanecido gris y tapado...
Hay que reanimarlo no solo con un nuevo plato entrante de rica salsa, sino también con matices decorativos muy blancos que hagan resaltar la poquita luz que hoy se cuela a través del ventanal...
No hay nada chicas como una cocina luminosa, blanca y serena. Cada día me alegro más de haber pintado todos los muebles que la conforman, de haberla transformado de la oscura madera al luminoso blanco...
Ello me da pie a colgar esa calada cortina de remate ondeante que cada día me tiene más enamorada y a darme el capricho de colocar flores frescas en el centro de la mesa. Si hoy son claveles, otra semana puedo decantarme por margaritas o liliums maravillosos...
Yo creo vergelianas que con tanto detalle inspirador, como que me dan muchas más ganas de meterme en ella y cocinar cuantos platos y postres se me pongan por delante. Si, ya lo sé chicas, por allí a lo lejos asoma un pedazo de bizcocho casero elaborado el mismísimo domingo. Ya veis lo que queda de él ¿por qué será?. Mañana ya os diré yo lo que también quedó del atún en salsa...
¡Feliz y culinario día de martes!