Una delicada flor artificial...

 Hoy toca enseñaros mi delicada flor artificial. Aquella con la me fotografié el mismo día que cumplí mis 48 años. Fue un regalo de primerísima hora de la mañana de ese día. Nada más levantarme ya lucía en la bandeja junto a calentitos croissants comprados por Víctor. Juro que acerqué mi nariz para olerla pensando en su total naturalidad y me quedé sorprendida de su engaño, al comprobar que estaba elaborada en tela...
Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiii chicas, cada vez consiguen hace más flores artificiales rozando la perfección. Y sino miradla bien de cerca, ¿no os confunde del todo?...

 Se asemeja a una flor de bulbo del cual no logro reconocer su nombre...

 Flores blancas, hojas verdes...

 Unas ya han abierto por completo, otras permanecen en pequeños capullos semiabiertos...

 En verdad imita la real delicadeza con esos pétalos ligeros, ese color degradando del blanco al crudo y ese punto de amarillo en el mismo centro...

 Se me van las manos a tocarla y a olerla como si acabara de cortarla ahora mismo a la vuelta de uno de mis largo paseos matinales...

 Larga que es ella con ese esbelto tallo...

Necesita ser sumergida en un jarrón igualmente interminable...

 El de cristal de la firma "Sia" que tanto me gusta...

 Él ha albergado diferentes flores artificiales. Hoy lucirá con encanto el nuevo bulbo blanco...

 Ideal, ¿no creéis preciosas?...

 Etéreo como los cristales de la lámpara colgante,  a juego con los textiles en gris, con el papel de la pared y dejando que la luz de esta mañana recorra tan preciosa flor...

 Después he querido colocarla sobre una de las mesas auxiliares del salón creando un pequeño rincón con encanto...

 Acompañándola de la jaula en verde menta, primer complemento rescatado y que ya huele a verano...

Son más las flores artificiales las que decoran mi casa. Adicta me he hecho a ellas por su enorme fuerza para decorar y dar vida a los espacios. Las tengo metidas en jarrones de cristal tapados en la mesa del comedor...

Dentro de paragüeros pintados se alzan flores de Magnolia en la entrada a pie de la escalera...

Amarilis rosáceas mezcladas con hiedra verde natural encima de baldas...

Otras iguales con tallo más corto sumergidas en portavelas sobre las mesillas de noche...

Resaltando sobre los grises de mi dormitorio principal...

Perfumeros ya vacíos luciendo diminutas rosas con suma coquetería romántica...

Flores varias esparcidas en la jabonera colgante del cuarto de baño...

Enormes hortensias azules dando vida junto al gran espejo...

Da igual la estancia que sea, las flores artificiales ofrecen un delicioso juego decorativo...

Ya sean los húmedos y oscuros lavabos...

O en la mismísima cocina, que como la mía, se atreve a lucir un sencillo ramillete de rosas de tela en un cubertero serigrafiado...

Y por supuesto vergelianas, sin olvidarnos de los exteriores. Ellos también, si nos atrevemos, pueden acoger esas flores artificiales. Y sino fijaros en mis enormes bolas lilas emulando bulbos de agapanto...

Quedan mucho más que preciosas resaltando sobre las verdes hojas y en conjunto con las violas cornutas que me siguen floreciendo...

¿Vamos a renunciar a los exquisitos ramos de flores?. Bien es cierto que los artificiales nada tienen que ver con los naturales. Pero ya sabemos que son caros, efímeros, hay que cambiarles el agua a diario y finalmente se secan muriéndose. A cambio podemos escogerlas de tela, ellas son eternas, no necesitan agua, quedan igualmente preciosas y llaman a la confusión. Ya he pillado yo a varios invitados acercándose a ellas para exhalar sus deliciosos aromas...

Tenemos nueva vergeliana. Sonia Gonzalvo me escribió ayer, vive en la preciosa isla de Lanzarote a la que tengo el gusto de conocer llegándome a enamorar. Me cuenta que aunque no comenta a diario, nos sigue todos los días. Ella se ha animado a enviarme fotos de su hogar para la sección de los miércoles y yo solo puedo decirle...Millones de graciassssssssssssssssssssssssssssssssss, por las instantáneas, por leernos, por escribirme y por formar parte de la ventana diaria. Ahora si que si, de nuevo vuelvo a poder relataros con mi especial forma vuestros maravillosos hogares vergelianos. Por cierto, mañana no podré pasarme por aquí, operan a mi padre de cataratas y pasaré todo el día a su lado, faltaría más...Pero el jueves, con enormes ganas volveremos a reencontrarnos...
¡Feliz martes de flores preciosas!