Una casa en un jardín encantado

No hay nada como vivir en una casa centenaria, una casa que pase de generación en generación, llena de tradiciones y con una gran solera...Eso es lo que os traigo hoy,  un jardín encantado que un día compró un sastre de Varsovia y en el cual  tras pasar la dura guerra empezó a construir el que sería el hogar de muchas generaciones. Adolf, así se llamaba el sastre, compró el terreno, construyo la casa y  convirtió la tierra en un jardín encantado rodeado de manzanos, con un estanque lleno de carpas y patos y una gran cocina donde hornear productos de la tierra que en los días navideños saboreaban toda la familia. Desafortunadamente cuando el sastre murió, este encantador lugar empezó a declinar, el jardín se volvió salvaje, el estanque se cubrió de hojas y suciedad y los hijos empezaron a buscar otros lugares donde vivir.Hasta que cincuenta años después una de sus bisnietas la rescató y junto con su marido se sumergieron en multitud de reformas para darle a esta casa una nueva vida y con la ilusión de saber que vivirían en el mismo hogar que sus bisabuelos...Instalaron nuevos suelos, puertas, vigas, reconstruyeron la cocina, los baños y los dormitorios y hoy después de años de reformas han terminado su casa, su orgullo, una casa en un jardín encantado en pleno mediterráneo donde reunirse con amigos y familiares saboreando un buen café es uno de sus máximos placeres...La decoración interior es una gran maravilla, el verde del jardín se introduce en cada una de las estancias y el porche se convierte en un comedor más donde sentarse y relajarse...La mezcla de muebles blancos con otros de maderas oscuras es todo un acierto, creando un estilo entre provenzal y campestre..La cocina, toda una maravilla, con esa pared en tono liláceo en combinación con las flores y bueno, el dormitorio me ha enamorado, y me lo llevo todito, ese friso en delicado verde, ese tocador tan romántico y ese armario que parece sacado de la campiña francesa...

Quiero una casa con un jardín encantado, donde sentarme a la sombra de un antiguo nogal, saboreando un buen vino y donde percibir el buen espiritú del sastre que la habitó... no me importa que sea centenaria, ni que en ella hayan vivido montones de generaciones...solo deseo que tenga el encanto y la calidez de esta que hoy os muestro, que es un hogar nuevamente para soñar y desear.¡Feliz martes para todas!.