La nueva casa vergeliana de Marta Lladó...

Vamos chicas, demonos prisa, hoy estamos invitadas al nuevo hogar asturiano de una excelente vergeliana. Fijaros allá en lo alto, nuestra Marta Lladó nos esta sonriendo desde su balconera acristalada. Lo tiene todo listo y preparado para recibirnos a todas y cada una de nosotras. De los nervios estoy, visitar cada una de las casas que esta mujer ha decorado, me llena de orgullo, me inspira, y me enseña que hacer nuestro cualquier espacio en blanco es como pintar un cuadro repleto de belleza...

¿Estamos listas?...

Nos abre las puertas de par en par. Y nada más poner los pies en el recibidor, ya me siento como estar en el mismísimo paraíso...

 Calidez por todos lados, objetos que nos hablan de países recorridos, un atril con libro antiguo, un espejo en viejo dorado que nos invita a mirarnos...

 Otro en fino viselado que me tiene enamorada...

Y un empapelado que recorre sinuoso las paredes, envolviéndolo todo. Sé que Marta no es mucho de  engalanar con papeles, pero he de decirte preciosa que este atrevimiento tuyo, para tu nuevo hogar, me ha dejado sin palabras... 

Tasa a la perfección en colores, con el suelo de madera, con el tono escogido para el resto de paredes y se adhiere con magia  a esas viejas maletas y baúles que tan acertadamente has colocado...

Pero sigamos recorriendo chicas. Pasamos ante una banqueta repleta de sombreros, giramos la vista hacia ese pequeño velador en la esquina y avistamos a lo lejos un paraguero albergando, esos paraguas, tan usados en esta Asturias...

Perdonadme chicas, vuelvo a detenerme ante el blanco espejo, antes las blancas rosas en agua y ante ese atril con libro floral incluido...

 Ummmmmmmmmmmmmmmm, son las ocho de la mañana y huele de maravilla. ¿Será cafecito recién hecho para degustar en la cocina?...

Podemos saborearlo si queréis en cualquiera de sus rincones, de pie junto a la francesa alacena repleta de maravillas...

O hacernos un hueco bien juntitas delante del ventanal. Fijaros que vistas asoman por él. Campos verdes asturianos, palmeras, altos árboles y un solecito que asoma de buena mañana para saludarnos a todas...

Apasionadas que somo nosotras de las encantadoras cocinas, ésta puede presumir de todo lo que anhelamos en ellas. Vergeliana de todas, todas, nuestra Marta ha sabido poner con suma gracia su colección de cajas de latón, sus posavasos a modo de cuadros, sus tacitas florales colgando y hasta unas enormes pegatinas de cajas de madera repletas de verduras. Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii como me gustan...

 Como también me gustan las tarteras, las cestas de mimbre a modo de cajones, la sopera con lavanda y esa huevera a modo de casita...

Tu cocina es puro vicio, tiene luz a raudales, muebles blancos que enamoran y un rincón para esas comidas tantas veces improvisadas. Yo no sé chicas, pero es que ante tanto despliegue de detalles, me quedaría en ella  para todo el resto del día...

Aunque mejor volvemos luego, hay una especial estancia que me muero por enseñaros...

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, que maravilla de espacio se ha montado esta mujer para hacerlo completamente suyo. ¿Habitación de invitados?, puede ser chicas, pero yo más bien diría que es el rincón de nuestra Marta...

 En él ha desplegado toso su encanto. Sofá de hierro forjado, textiles en su color preferido, cortinas vaporosas anudadas y una envidiable colección de casitas holandesas de zinc...

 Mirad todas hacia el ventanal, allí luce la máquina antigua de coser que Marta tenía en su antiguo balcón barcelonés. Aquí le vale para, con hermosas vistas a los campos verdes, elaborar cuantas manualidades quiera...

Quien no desea su espacio personal donde perderse y si encima rebosa coquetería y romanticismo tal cual éste yo me lo pido seguro...

 Y llegamos hasta el mismísimo salón, el centro de este pisazo. En él huele a hortensias recién cortadas, al té de media tarde, a noble madera y a objetos con solera...

 He visitado muchos salones chicas, pero ninguno como el de Marta me transmite tantas buenas cosas. Será por esa blanca chimenea albergando angelitos, por el espejo dorado como centro de todo, o por los variados ramilletes florales decorando rincones...

 Madre mía preciosas, tan bella instantánea me ha dejado sin palabras. Adorable hasta el infinito, enamorada  estoy de las enormes cristaleras, de la columna forrada con papel de globos, del arrimadero blanco afrancesado, de los muebles, del tapizado de las sillas, del invernadero, del suelo...de todooooooooooo...

 Lo mismo da disfrutarlo de noche bajo las luces encendidas en cada rincón...

Con la magia que desprenden y frente a la chimenea...

 Que a plena luz del día, cuando levantadas todas las cortinas se cuelan los campos infinitos, las casas de indianos que todo lo envuelven y la inmensidad de los cielos...
Por cierto, asoma por aquí un pequeño guiño de Marta a una de sus pasiones, los globos aerostáticos. Colgando están ellos del techo, con sus infinitos colores, fundiéndose casi etéreos con las nubes al fondo...

 Y en una estancia como esta, que más da el día que nos levante. Si hace sol, brillará con su fuerza a través de los cristales y si amanece nublado, con cielos amenazantes, entonces mejor sentarse junto a los ventanales, arroparse con la manta para ver caer la lluvia con la fuerza que desee...

 Y si Marta tiene su particular espacio, su Jaume también cuenta con el suyo. Quizás haya escogido él y planificado tan elegante despacho...

 Que maravilla de mesa para trabajar chicas, esas letras francesas son lo más, lo mismo que las librerías alineadas cobijando montones de tesoros...

 Me quedo con el antiguo teléfono en rojo, siempre he deseado uno así y ese vivo color lo convierte en el centro de todo...

 Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii chicas, que unas lucecitas encendidas en forma de flores nos dan paso al dormitorio de Marta. No existen hermosos hogares sin habitaciones principales decoradas con mimo. La de Marta rompe esquemas y el motivo no es otro que los muebles escogidos para vestirla por completo...

 Si el impresionante salón cuenta con el protagonismo del blanco sobre todo, aquí las maderas lavadas hacen su aparición con sus matices provenzales. Ese enorme corazón pintado en el centro del cabezal, esos pomos elaborados con los mismos motivos y esas tela en lila imitando las paredes...

 Piezas únicas especialmente escogidas de la mano de Marta...

 Como el coqueto armario campestre, con sus dos corazones en medio que demuestran, sin dudarlo, el enorme amor que se desprende en el particular reino de su dueña...

 Después llegan los cuartos de baño, cada uno con sus tonos y con sus escogidos detalles...

 Uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii preciosas con tanto recorrido mirando aquí y allí, nos han dado casi las dos...

 Hora ideal para salir a dar un agradecido paseo. Es lo que tiene la pequeña ciudad donde vive Marta, esos paisajes que enamoran, que te llenan de sosiego y que te hacen perderte por auténticos pequeño paraísos...

 Y nuestra chica lo sabe, no hay día que no se pierda por ellos. Lo mismo da pasearse por los valles, que adentrarse en el centro para admirar esas casonas que nos dejan sin respiración, o como hoy a preferido nuestra Marta, acercarse a tocar el mar. Está guapísima, pletórica diría yo, luciendo una amplia sonrisa repleta de felicidad...

 Aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, quien pudiera llevarse a casa un pedazo de paisaje...

Bueno, bueno, bueno...De vuelta a casita nos recibe un elegante caballero. Tengo el gusto de presentaros a Jaume, un sol de persona de todas, todas. Primer hombre que hace acto de presencia en ésta nuestra ventana, bueno después de mi Víctor claro, quizás deberíamos nombrarle vergeliano mayor, ¿qué te parece Jaume?...Y que a gustito está él sentado en su sillón sonriéndonos a todas...

 Mientras Marta, después de recortar hermosas hortensias de los campos asturianos, se dispone a elaborar variados arreglos florales con los que embellecer, más aún, sus hermosos interiores...

Marta, Marta, Marta, me tienes totalmente conquistada. Primero fue tu elegante pisazo barcelonés que me lleno de emoción, después vino el ático llanense decorado con mimo, y ahora vas y te mudas a esta impresionante maravilla que me ha dejado hipnotizada.  Son los parajes hermosos los que suelen enamorarnos, pero si encima tenemos esas divinas manos inspiradoras con las que crear excepcionales espacios para vivir, entonces lo tenemos todo, absolutamente todo. Y tú, mi querida Marta, tienes el don especial de hacer hogar cualquier espacio en blanco que se te ponga por delante...

La despedida de hoy no podría contar con una foto más especial. Una enorme corona de hortensias rosadas y verdes. Quizás la flor preferida de semejante mujer, símbolo inequívoco de los campos asturianos, unos campos que un buen día Marta descubrió y de los que no quiso separarse por nunca jamás...

Mujeres maravillosas...¡Feliz gran miércoles vergeliano para todas!...