Una casa para veranear

Una estrecha carretera serpentea entre casas blancas muy cerca de las rocas...Subiendo poco a poco llegamos a la cima donde se agrupa un casi pequeño pueblo todo lleno de hermosas viviendas. El ambiente es sosegado, solo interrumpido por el sonido de motores de barco y el agua del mar golpeando las rocas que se adentran el el mar azul...Escenario idílico, sin duda. Pues bien, una de las imponentes puertas de estas casas, es "Villa Fjellheim", el hogar de Joy, su marido Kenneth, su hijo de cuatro años y un precioso perro bichón, llamado Milo...La vivienda fue construida por un zapatero a finales de 1800. Originariamente era mucho más pequeña, y al pasar con los años a manos de sus actuales propietarios, éstos la agrandaron, la remodelaron y la tranformaron en un hermoso hogar lleno de preciosos detalles. Intentaron mantener al máximo todo el encanto de casa antigua que tanto les gustaba, aprovechando puertas, altos techos, pomos y mucho más. Pero añadiendo en igual medida, muebles y complementos mucho más actuales...El resultado...una maravilla que me ha encandilado. Esa blanca cocina repleta de luz y de exterior...Ese dormitorio infantil, tan azul y decorado con estrellas...Ese cuarto de baño con bañera exenta...Y por supuesto, esa terraza toda blanca, tan marinera, con vistas al océano y bajo un cielo que más azul resultaría imposible...No sé vosotras, pero a mi me encantaría perderme ahí este verano. Disfrutar de unos interiores serenos y delicados, de unos exteriores maravillosos y de un mar sencillamente evocador...¿Veraneáis conmigo?...

Con una casa muy marinera para veranear, os deseo un martes delicioso. A pesar de que el tiempo no nos acompañe y se haya levantado, gris, ventoso y triste...Aún así, seguro lo disfrutaremos...
¡Feliz día a todas!
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