Buenos días de martes chicas, iniciamos nueva semana con un lunes que no es lunes porque ayer fue festivo por estos lados, así que poquito nos queda para acercarnos a la festiva Nochevieja que dará paso a un nuevo y magnífico año, de eso estoy más que segura...Hemos pasado en familia muchos momentos maravillosos y ajetreados con la deseada Navidad y hoy toca desayunar con pausa, sin prisa, yo solita en mi cocina, mientras los míos duermen. Es lo que toca con las vacaciones navideñas y se agradece ese total silencio, la luz que se cuela por el ventanal que aún es tenue, como repleta de neblina, pero que poco a poco se despeja para dejarnos una mañana de auténtica gloria...
Y entonces se me van los ojos a las muchas plantas que he ido esparciendo estos días para embellecer mi cocina. Ese jacinto que empieza a florecer en rosa pálido, rodeado de verde musgo...
A esas pequeñas hojas de hiedra en forma de lanza por las que sobresale un dulce angelito blanco con enorme lazada en rojo...
Que buena idea fue bajarme el farol decapado de la planta de arriba para colocarlo justo encima de la mesa. Es una maravilla poder encender su vela nada más empieza a caer la tarde...
Fijaros cuanta luz entra directa por el ventanal, no me extraña que gracias a ella las florecillas perfumadas de mi jacinto se abran sin parar...
Hasta el ángel sonríe contento en cuanto la niebla se ha disipado dejando entrar al solecito...
Mientras degusto mi apetitoso desayuno, me acerco al jacinto, es tan maravilloso su dulce perfume que da la sensación de encontrarme en pleno campo de rosas. No hay mejor ambientador en nuestros hogares que estos semejantes bulbos que florecen en pleno invierno...
Maravillosa luce igualmente mi hiedra trenzada en forma de bola. A pesar de la estación en la que estamos, no deja de regalarme pequeñas hojitas que se van alzando por encima del tutor que la guía para mantener su forma...
Entonces yo tengo que entrelazarla a cada momento con paciencia para que no pare de estar preciosa...
A través de ella, al fondo asoman mis rojos kalanchoes al exterior. Es increíble que continúen espléndidos, con montones de capullos a punto de abrir. Yo creo que el secreto está en el sol que reciben todo el día y que los mantiene en perfecto estado...
Continúo entonces con mis deliciosas tostadas de mantequilla y mermelada de naranja...
Sentada en plena cocina, dejando que los minutos transcurran lentamente. Las diez y cuarto, marca mi reloj de péndulo colgado. Que más da, es como si fuera fiesta todavía, me tomo mi tiempo...
Me regocijo con la buena mañana que hace, casi parece primaveral...
Que bien se está entre adornos navideños a mi alrededor...
Entre manteles individuales repletos de hojas y flores...
Acompañada de jacintos perfumados, faroles blancos románticos...
Fitonias variegadas, violetas africanas...
Pequeñas suculentas...
Y ese cuadro con niña encantadora asomando...
Con su pequeña mano en la boca y lanzándonos a todas montones de besos cariñosos...
No se puede tener mejor despertar chicas después de días celebrando las fiestas. No se vosotras, pero a mi a veces me encanta el silencio, la corta soledad de unos minutos, recrearme en mi cocina rodeada de esas pequeñas delicias que con tanto amor coloco día tras día...
Pararme a contemplar lo sencillo de unas flores que se abren...
Y ya de paso habiendo acabado mi dulce desayuno, subir a la planta de arriba a despertar a mi Celia, parándome por unos instantes en mi vergel. Él ya ha adquirido matices invernales, se ha llenado de tonalidades frías, se ha despojado de hojas en sus árboles, manteniéndose al margen de ese solecito que ya apenas ni le toca...
Hoy preciosas, he querido aparcar por una mañana adornos y fotografías navideñas. Quizás me he levantado un poquito nostálgica, pero a veces también es maravillosos compartir con todas vosotras un lento despertar con desayuno incluido. ¿No estáis de acuerdo vergelianas?...
Y ahora en cuanto lo recoja todo y limpie un poquito, pienso emergerme en devoradora lectura, con ese libro que Papa Noel dejó la noche de Navidad en plena chimenea. Por cierto el original punto de libro de enorme estrella plateada es obra de Celia para sorprenderme por completo...
Con mi Isabel Allende y su "Amante japonés"os digo a todas...
¡Hasta mañana preciosassssssssssssssssssssssssss!